INMIGRANTES: Síndrome de Ulises
Cuando se migra con grandes expectativas y sueños, pensando en mejores condiciones económicas, mayor seguridad y posibilidades de educación, el lugar que se eligió puede confrontarnos con la realidad local o puede suceder que no lleguemos a adaptarnos. El inmigrante puede sufrir un duelo migratorio:
Duelo migratorio simple, que aparece cuando el sujeto emigra en buenas condiciones personales y se encuentra con un medio social acogedor que le facilita el éxito de su proyecto.
Duelo migratorio complicado, donde se conjugan circunstancias personales y sociales adversas que dificultan el proceso de elaboración del duelo migratorio, terminan poniendo en peligro el equilibrio psíquico del recién llegado y son capaces de desatar el Síndrome.
Este duelo migratorio es parcial pues el objeto del duelo que vendría a ser la patria no desaparece sino que sólo se pierde para el individuo. E incluso ofrece la eterna posibilidad del regreso. No se trata de un único y solitario duelo. Es más bien múltiple ya que abarca hasta siete áreas concurrentes:
- la familia y los amigos;
- la lengua;
- la cultura;
- la tierra;
- el status social perdido;
- el contacto con el grupo étnico y/o nacional y
- los riesgos físicos ligados a la propia migración.
Se expresa como un estrés crónico cuya sintomatología incluye depresiones traducida en
tristeza y llantos, ansiedad (preocupaciones excesivas, insomnio reiterado) y otros síntomas
variados como cefaleas, fatiga, molestias osteoarticulares, indicios de tipo disociativo
como confusiones temporo-espaciales.